La entrada a la escolaridad

 

La entrada a la escolaridad es uno de los pasos más importantes en la vida de un niño. Así como una vez que sus hijos empiezan a caminar o empiezan a hablar, ya no dejan de hacerlo; una vez que entran a la escuela, pasan a ser “escolares” y de ellos se esperan cosas, por ejemplo: que aprendan, que sigan las normas de un salón, que usen uniforme y que compartan juguetes, que ya no son de alguien, sino de todos. Esto puede no ser fácil para un niño de 3 años.

 

El jardín de infantes representa también la entrada al mundo social, es la primera vinculación por fuera del núcleo familiar. Aquí los niños van a encontrar los primeros amigos que ellos van a elegir, ya no se trata de jugar con la hija de la amiga de la mamá o con el vecino, sino que ellos, por su propia decisión van a jugar con los niños con los que tienen gustos parecidos o con quienes tienen cosas en común.

 

En ese sentido la escuela es un nuevo lugar de identificaciones y esto no siempre es un paso sencillo para los padres, quienes deberán ir incorporando poco a poco los nuevos nombres de los amigos de sus hijos, sus nuevos pedidos (por ejemplo, ir a comer a un lugar que un compañero le mencionó) o incluso nuevas palabras y estilos (quieren peinarse igual a la amiga y ya no solo como la mamá suele hacerlo)

 

Entonces ¿Qué sucede en las primeras separaciones?

Puede ser que los niños se angustien un poquito o que a alguno le dé ganas de llorar, pero no solo a los niños, para los padres también puede ser angustiante dejar a sus hijos y no saber qué hacen durante esas cuatro horas de la mañana. La escuela en ese sentido representa una serie de renuncias: para los niños, la más importante es en relación a estar en su casa, en su contexto familiar y conocido; y para los padres en renunciar a saber qué hace su hijo y con quienes está compartiendo en ese tiempo.

Son las primeras separaciones y estas pequeñas angustias son necesarias, es importante vivirlas en aras de la ampliación del mundo que ya no se remitirá solo a lo familiar, sino que abarcará también la escuela y el lazo social que esta ofrece. Así como aprender a caminar multiplicó las posibilidades del niño, entrar a la escuela también lo hace. Crecer no siempre es fácil, pero es necesario.

 

¿Cómo entramos nosotros?

Entramos porque ustedes, los padres, nos presentan. Le dicen al niño que va a ir a una escuela que es linda, que le va a gustar, que su profesora se llama, por ejemplo: Elli, Gaby o Cristina, y les cuentan también que hay una casita o un trencito para jugar. Para nosotros no hay modo de entrar a la vida de los niños y de ser importantes para ellos, si ustedes no nos abren la puerta.

Los niños perciben el deseo de sus padres en muchos sentidos, por eso si escuchan que el Liceo los Andes es el colegio que eligieron para ellos, los motivos por los cuales lo hicieron y perciben que a sus padres los alegra que estén aquí, lograrán superar la angustia que podría generarse por estas primeras separaciones y renuncias. Se pone de manifiesto el deseo que los padres tienen de que sus hijos sean “escolares”, que aprendan cosas nuevas e interesantes, que tengan nuevos amigos… a fin de cuentas de que crezcan emocionalmente.

Ese es para nosotros el sentido del trabajo en conjunto, entre la familia y el Liceo, y nos va a permitir avanzar en el desarrollo de todas las habilidades intelectuales y afectivas de sus hijos.

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